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El rol de la etica en la ciencia

La ética es el compás moral universal, que representa los principios colectivos que rigen nuestra conducta social y que por ende unen a la humanidad. Desde el fundamento de las civilizaciones primitivas la ética siempre ha jugado un papel importante en la integración social y en el progreso, ya que la ética establece el equilibrio comunitario que motiva a los seres humanos, por medio de la ciencia, a buscar un mejor entendimiento de su alrededor con el fin de vivir mejor. La ciencia es un producto o proceso inherentemente social con elementos éticos como las creencias, la moral, etc. que desempeñan un papel determinante en el origen y solidificación del desarrollo científico y tecnológico. La ciencia siempre se ha llevado a cabo con el único fin de comprender el mundo, para potenciar la calidad de vida del individuo, pero sin ética que oriente la intención de nuevos desarrollos, la ciencia puede llevar a la humanidad a su perdición.


En la actualidad la ciencia, en particular la rama de la tecnología, ha alcanzado un desarrollo jamás visto. Todo se ha hecho más rápido, más accesible, más eficaz. La ciencia es lo que ha permitido al hombre no meramente sobrevivir todos estos años, sino también vivir en el mejor de los estados. Las vacunas para enfermedades virales, los dispositivos de detección de tumores, el posible descubrimiento de otro planeta habitable, entre otros hallazgos científicos, es lo que ha servido para adquirir un profundo conocimiento de nuestro mundo, proteger nuestra especie y vivir dignamente. Sin embargo, en el camino, tendemos a olvidar que el objetivo es ese y nos dejamos llevar por principios inmorales como lo es la codicia y la ambición, y utilizamos la ciencia no para beneficiar al humano, sino para matarlo; como en el caso de fabricación de misiles, gases tóxicos, bombas atómicas y otros tipos de armamentos para guerras.


Si bien la ciencia ha ofrecido varias mejoras, es innegable que esta ha transformado la sociedad a tal punto que nuevas problemáticas han surgido. De hecho, la industria de la tecnología ha abierto la brecha entre ricos y pobres. Los ricos que tienen acceso a esta ciencia avanzada se están volviendo más ricos, mientras que los pobres siguen empobreciéndose. La automatización está exterminando muchos trabajos, causando excesivo desempleo y la informática permite (en algunos casos) la violación de la seguridad y privacidad. El desarrollo científico-técnico ha engendrado estos y varios otros problemas que a su vez también han originado múltiples conflictos éticos como los de la clonación humana, transplantes de órganos, manipulación genética y la contaminación ambiental. En situaciones donde la ética y la finalidad de la ciencia se olvidan, es necesario que el hombre reflexione y se pregunte hasta qué punto puede llegar la evolución científica sin poner en riesgo la existencia de la humanidad. Las consecuencias negativas del desarrollo científico son incuestionables, no obstante, la ciencia y la tecnología no son malas por sí mismas; desde un punto ético, todo dependerá de cómo ocupamos los conocimientos, las técnicas y los instrumentos que ellas ofrecen al hombre.


Para que la ciencia y la tecnología pueda revertir las tendencias negativas y logre ser beneficioso para el hombre, se requiere un incesante esfuerzo entre aquellos que poseen una competencia superior en la ciencias, y aquellos que con estos avances desean solucionar problemas que la humanidad aún ha sido incapaz de enmendar; como lo son la pobreza y la división social. Para esto el uso de la ética es indispensable, ya que esta debe ser considerada como una disciplina y una parte inmutable del proceso de la completa existencia del ser humano, lo que quiere decir, que mientras la humanidad siga evolucionando con el paso del tiempo, adquiriendo nuevos conocimientos y acoplando nuevos modos de afrontar la realidad, la ética estará continuamente presente para la estimación de esos conocimientos, de sus fines y de cómo se obtuvieron.

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