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Qudate. Lucha.

Quedate. Lucha.


Después de despertarme con la noticia de la reelección presidencial y sentirme profundamente decepcionada, frustrada e impotente, me cayo una notificación de twitter que decía lo siguiente:


“Mis papás vinieron a mi cuarto a decirme dos cosas. La primera, que busque irme del país lo más rápido posible y la segunda, que no escriba nada en mi redes sociales...”


Si antes me sentía mal, leer esto me hizo sentir peor. Mi primera reacción fue:

- “Tienen toda la razón, eso es lo que yo debería de hacer, y lo que todos deberíamos de hacer. Por nuestro propio bien.”


Proseguí a pasarme el día entero leyendo la constitución, las noticias y opiniones acerca de la actual situación. No hace falta decir que mientras hacía esto, mi mente no podía dejar de pensar en renunciar a la abogacía, estudiar otra cosa e irme al extranjero, haciendo todo lo posible para quedarme y no volver. Me entró una terrible ansiedad, estaba más insegura que nunca sobre la carrera que había escogido estudiar.


-“Si el propio Estado no sigue la ley, no practica la ley y no respeta la ley, entonces, ¿por qué iba yo a estudiar leyes?”


Mis padres llegaron en la tarde y les comente los acontecimientos. Ellos ya estaban al tanto y proseguimos a discutir sobre el tema. Notaron mi frustración y trataron de consolarme diciendo que no debemos adelantarnos a los hechos y que debíamos esperar a ver cómo se desenvuelven las cosas.


Desafortunadamente, mi preocupación y ansiedad solo incremento. Realmente considere dejarlo todo. Ya no había esperanza alguna, ya había ganado, ya no había nada más que hacer.


Al día siguiente, después de varios días de no saber de ella, hablé con mi abuela (una patriota, amante de la política y el derecho.) A ella le comenté cómo me sentía, y las inseguridades que me estaban inquietando. Prosiguió a decime lo siguiente:


-“El cambio es difícil. Si todos aquellos grandes líderes en la historia de la humanidad no se hubiesen quedado para luchar, jamás hubiera existido un cambio. Eso precisamente es lo que necesitamos, líderes jóvenes que se junten y sigan luchando por ese cambio aquí. Si no se lucha y se huye, estamos siendo cómplices, estamos dejando que los que abusan del poder, lo sigan haciendo”..


Me quedé atónita. Mi abuela me había recordado quién era, lo que quería, y el sentido de mi vida.


A lo largo de la historia, el cambio, el progreso, la evolución ha sido logrado, no por aquellos que se fueron y se callaron, si no por aquellos que fueron lo suficientemente valientes para quedarse, alzar la voz, unirse y luchar.


¿Cómo vamos a dejar de ejercer nuestro derecho de expresar nuestros pensamientos en una crisis como la de ahora? Quedarnos callados es parte del problema. Como dijo Martin Luther King Jr: "Nuestras vidas empiezan a terminar el día que guardamos silencio sobre las cosas que importan”


Los adultos jóvenes somos quienes más tenemos que opinar, defender, apoyarnos entre sí, construir grupos, unir fuerzas y pelear por un cambio, pero todos, no solo algunos. Puede que esté loca por pensar en que puedo ser parte del cambio, pero sí pensar de esta manera me permite quedarme, tratar, luchar, a pesar del resultado, pues que así sea.


A todos mis compañeros de derecho, y a todos los jóvenes como yo, espero que seamos más los que tengamos el valor de quedarnos y juntos luchar. luchar y morir luchando. Porque si no es luchando, no vale la pena nada.



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